Si estás leyendo este artículo, es probable que seas una de las muchas personas preocupadas por el cambio climático. También es posible que estés buscando noticias sobre soluciones que están ocurriendo en el mundo. Pero, ¿has considerado que una fuente de resiliencia se encuentra en tu propia experiencia? Escribir sobre las emociones climáticas no cambiará la crisis en sí, pero puede ayudarte a procesar la incertidumbre y a sobrellevar su peso de una manera significativa.
Es natural y saludable validar, honrar y expresar nuestras emociones. Las emociones climáticas no son una excepción, pero si lo has intentado, sabes que no es fácil. El cambio climático es una realidad continua y compleja que, comprensiblemente, puede generar depresión, ansiedad y duelo.
Estas emociones no son algo malo que debamos ignorar o reprimir; son parte de cómo procesamos y respondemos a un mundo en transformación. Como dice Panu Pihkala, un experto líder en la investigación de la ecoansiedad: “Las emociones climáticas están relacionadas con la resiliencia, la acción climática y el bienestar y la salud psicológica”. Al reconocerlas, creamos espacios para la comprensión y el crecimiento.
Escribir, como cualquier práctica creativa, es una herramienta poderosa para el procesamiento emocional. La escritura está ahí para nosotros cuando estamos listos para enfrentar nuestras emociones climáticas y comenzar a atravesarlas.
La escritura como herramienta para afrontar las emociones climáticas
Elegí el término “emociones climáticas” en lugar de “duelo climático” o “ecoansiedad” después de una conversación con el instructor de escritura y activista ambiental Shankar Narayan. Recientemente impartió una clase titulada “Esfera azul, implosión: escribiendo con emociones climáticas”, y explicó por qué amplió el lenguaje: “Renombré mi clase de duelo climático a emociones climáticas debido a cuán diversas son estas emociones. Es fácil decir que hay mucho duelo asociado con el cambio climático y dejarlo ahí, pero en realidad, hay un arcoíris de emociones climáticas”.
Para ayudar a los estudiantes a explorar y articular sus emociones con mayor precisión, Narayan suele referirse a la Rueda de Emociones Climáticas de la Red de Salud Mental Climática. Él cree que comprender la amplitud de nuestra experiencia real y vivida del cambio climático es fundamental: “Es la manera en que afrontamos y sanamos”.
Una rueda de emociones climáticas
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Escribir desde la perspectiva del “yo” abre espacio para una comprensión más profunda. Nos permite centrar nuestra propia experiencia vivida en lugar de simplemente adoptar las narrativas dominantes que se nos cuentan sobre el cambio climático.
“La escritura deconstruye el ‘nosotros’ y centra el ‘yo’”, dijo Narayan.
Escribir desde la perspectiva del “yo” abre espacio para una comprensión más profunda. Nos permite centrar nuestra propia experiencia vivida en lugar de simplemente adoptar las narrativas dominantes que se nos cuentan sobre el cambio climático.
“La escritura deconstruye el ‘nosotros’ y centra el ‘yo’”, dijo Narayan.
No existe una experiencia universal del cambio climático. El “nosotros” colectivo oculta las enormes diferencias en la vivencia de esta crisis según la ubicación geográfica, la raza, la cultura, el género y la clase social. La escritura nos permite observar este “yo” en acción. La escritura creativa genera un espacio entre el pensamiento y el acto de escribir, y en ese espacio, la persona que escribe puede volverse más consciente de sus pensamientos. Ahí es posible observar el comportamiento de la mente, notar los patrones de pensamiento e indagar en el yo a un nivel más profundo. La escritura es una herramienta que nos ayuda a conocernos un poco mejor.
La periodista e instructora de escritura Michele Bigley, quien escribe con frecuencia sobre emociones climáticas, describe la escritura como una forma de procesar sentimientos sin interrupciones: “Escribir es una gran herramienta para explorar y procesar cualquier cosa. Tienes un espacio claro para explorar sin que la vida real te interrumpa. Puedes desarrollar ideas, contradecirte y darte permiso para explorar”.
Enfrentar, no evitar, las emociones climáticas complejas
La escritura puede ayudar a enfrentar las emociones climáticas que, de otro modo, podríamos evitar. Y evitarlas no hace que simplemente desaparezcan.
“Lo que solemos hacer es una combinación de parálisis y distracción, lo cual no ayuda a reducir ni a mitigar las emociones”, dijo Bigley. “Es como cuando no nos permitimos hacer el duelo por la pérdida de un ser querido; esas emociones encontrarán una manera de salir, ya sea a través del cuerpo o mediante hábitos poco saludables”.
Narayan refuerza este punto y destaca que la práctica creativa no solo sustenta nuestro bienestar, sino también el trabajo de quienes están involucrados en la acción climática y ecológica: “La práctica creativa es importante para la sostenibilidad del trabajo en torno al cambio climático. Para seguir adelante, no podemos perdernos en la parálisis. Comprender nuestro sentido de parálisis es clave para darnos cuenta de que no tiene que gobernarnos. En realidad, podemos encontrar maneras de atravesar nuestras emociones climáticas. La evasión es una estrategia terrible”.
Además, Narayan señala que “la práctica creativa se convierte en una práctica de testimonio”. Al ser testigos del sufrimiento causado por el clima –ya sea el nuestro, el de otras personas o el del mundo más allá de lo humano– cultivamos empatía y tenemos más probabilidades de actuar.
Sin embargo, la acción en este contexto no tiene que significar unirse a un movimiento de resistencia o protesta directa. Una de las acciones climáticas más efectivas es simplemente hablar sobre el cambio climático de manera hábil y consciente. Escribir nos ayuda a prepararnos para esas conversaciones, aportando autoconciencia, autenticidad y vulnerabilidad a nuestra comunicación, ya sea con amigos, familiares, colegas o el público.
Entonces, ¿por dónde empezar?
Ambos instructores de escritura entrevistados sugieren comenzar con lecturas que sirvan de inspiración. “Cualquier cosa de Wendell Berry o Robin Wall Kimmerer, obras que celebran la naturaleza”, recomendó Bigley. Shankar sugirió la obra de dg nanouk okpik, una poeta inupiaq-inuit radicada en Santa Fe, Nuevo México, como punto de partida. El arte visual también puede servir como base e inspiración para la escritura. De manera similar, un paseo al aire libre o una breve meditación en la naturaleza pueden brindar la conexión y el estímulo que necesitas.
Aquí algunas sugerencias para iniciar tu escritura:
- Explora una emoción. Escoge una emoción de la Rueda de Emociones Climáticas. Escribe sobre cómo se manifiesta en ti y cómo ha cambiado con el tiempo y en distintos contextos.
- Responde a un texto. Lee un ensayo, poema o relato, ya sea de las lecturas recomendadas o de tu elección, y responde al mensaje central, a una línea en particular o a algo que te haya impactado.
- Escribe para una audiencia imaginaria. Elige a otro ser que esté experimentando la crisis climática y escríbele una carta. Puede ser un ser querido, un vecino, un desconocido, un político, un gran contaminador, alguien que falleció, alguien que aún no ha nacido, tú en el pasado o el futuro, un animal o un lugar. ¿Qué quieres decirle? ¿Qué es importante que entienda? ¿Qué imaginas que te respondería?
- Da vida a un concepto abstracto. Escribe sobre un momento en el que experimentaste directa o indirectamente los efectos del cambio climático. Describe a una persona o un lugar que amas y cómo se ven afectados por la crisis climática. Sé específico con los detalles y apóyate en los sentidos.
- Sigue tu curiosidad e intereses. Algunos escritores encuentran inspiración enfocándose en una criatura con la que sienten una conexión especial. Recientemente, he experimentado eligiendo un animal que me interesa y comenzando el proceso de escritura con algunos videos, un poema o un ensayo sobre él. Por ejemplo, ver videos de la ballena gris en YouTube, leer “Desentrañando una ballena gris”, de Maya Khosla, y luego escribir al ritmo del canto de las ballenas.
- Considera compartir tu escritura. A lo largo de nuestra conversación, Shankar enfatizó la importancia de la comunidad. “Cuantas más personas se adentran en el análisis de sus emociones climáticas, más se dan cuenta de que hay muchas coincidencias en lo que la gente se siente”. Si bien la soledad a veces es necesaria para escribir en profundidad, compartir nuestras reflexiones con otros puede ayudarnos a nombrar y procesar nuestras emociones de una manera que resuene más allá de nosotros mismos. Muchas personas se retraen cuando enfrentan emociones climáticas intensas, pero encontrar o construir un espacio creativo con otros puede ser un acto fundamental de testimonio.
Un proceso continuo de reflexión y liberación
Elegir un tema, poner un temporizador de 25 o 30 minutos y escribir a pesar de la incomodidad son consejos comunes para el diario personal; pero, por supuesto, media hora no es suficiente para desentrañar la complejidad emocional del cambio climático. Como el cambio climático es un proceso en marcha, procesar nuestras emociones al respecto también lo es. Tomarse el tiempo, aunque sea ocasionalmente, para sentarse con las emociones de manera estructurada puede ayudar a aligerar su peso, aportar claridad al caos y dar sentido a la incertidumbre.
No hay una manera “correcta” de sentir. No hay una manera “correcta” de escribir. Escribe sin inhibiciones, sin preocuparte por la ortografía, la gramática o por hacerlo “bien”. Deja que las palabras fluyan y sigue a donde te lleven.
No existe una experiencia universal del cambio climático. El “nosotros” colectivo oculta las enormes diferencias en la vivencia de esta crisis según la ubicación geográfica, la raza, la cultura, el género y la clase social. La escritura nos permite observar este “yo” en acción. La escritura creativa genera un espacio entre el pensamiento y el acto de escribir, y en ese espacio, la persona que escribe puede volverse más consciente de sus pensamientos. Ahí es posible observar el comportamiento de la mente, notar los patrones de pensamiento e indagar en el yo a un nivel más profundo. La escritura es una herramienta que nos ayuda a conocernos un poco mejor.
La periodista e instructora de escritura Michele Bigley, quien escribe con frecuencia sobre emociones climáticas, describe la escritura como una forma de procesar sentimientos sin interrupciones: “Escribir es una gran herramienta para explorar y procesar cualquier cosa. Tienes un espacio claro para explorar sin que la vida real te interrumpa. Puedes desarrollar ideas, contradecirte y darte permiso para explorar”.
Enfrentar, no evitar, las emociones climáticas complejas
La escritura puede ayudar a enfrentar las emociones climáticas que, de otro modo, podríamos evitar. Y evitarlas no hace que simplemente desaparezcan.
“Lo que solemos hacer es una combinación de parálisis y distracción, lo cual no ayuda a reducir ni a mitigar las emociones”, dijo Bigley. “Es como cuando no nos permitimos hacer el duelo por la pérdida de un ser querido; esas emociones encontrarán una manera de salir, ya sea a través del cuerpo o mediante hábitos poco saludables”.
Narayan refuerza este punto y destaca que la práctica creativa no solo sustenta nuestro bienestar, sino también el trabajo de quienes están involucrados en la acción climática y ecológica: “La práctica creativa es importante para la sostenibilidad del trabajo en torno al cambio climático. Para seguir adelante, no podemos perdernos en la parálisis. Comprender nuestro sentido de parálisis es clave para darnos cuenta de que no tiene que gobernarnos. En realidad, podemos encontrar maneras de atravesar nuestras emociones climáticas. La evasión es una estrategia terrible”.
Además, Narayan señala que “la práctica creativa se convierte en una práctica de testimonio”. Al ser testigos del sufrimiento causado por el clima –ya sea el nuestro, el de otras personas o el del mundo más allá de lo humano– cultivamos empatía y tenemos más probabilidades de actuar.
Sin embargo, la acción en este contexto no tiene que significar unirse a un movimiento de resistencia o protesta directa. Una de las acciones climáticas más efectivas es simplemente hablar sobre el cambio climático de manera hábil y consciente. Escribir nos ayuda a prepararnos para esas conversaciones, aportando autoconciencia, autenticidad y vulnerabilidad a nuestra comunicación, ya sea con amigos, familiares, colegas o el público.
Entonces, ¿por dónde empezar?
Ambos instructores de escritura entrevistados sugieren comenzar con lecturas que sirvan de inspiración. “Cualquier cosa de Wendell Berry o Robin Wall Kimmerer, obras que celebran la naturaleza”, recomendó Bigley. Shankar sugirió la obra de dg nanouk okpik, una poeta inupiaq-inuit radicada en Santa Fe, Nuevo México, como punto de partida. También puedes explorar la colección de poesía y naturaleza en Poetry Foundation o leer ensayos sobre ecología y experiencia humana en revistas como Emergence Magazine u Orion. El arte visual también puede servir como base e inspiración para la escritura. De manera similar, un paseo al aire libre o una breve meditación en la naturaleza pueden brindar la conexión y el estímulo que necesitas.
Aquí algunas sugerencias para iniciar tu escritura:
- Explora una emoción. Escoge una emoción de la Rueda de Emociones Climáticas. Escribe sobre cómo se manifiesta en ti y cómo ha cambiado con el tiempo y en distintos contextos.
- Responde a un texto. Lee un ensayo, poema o relato, ya sea de las lecturas recomendadas o de tu elección, y responde al mensaje central, a una línea en particular o a algo que te haya impactado.
- Escribe para una audiencia imaginaria. Elige a otro ser que esté experimentando la crisis climática y escríbele una carta. Puede ser un ser querido, un vecino, un desconocido, un político, un gran contaminador, alguien que falleció, alguien que aún no ha nacido, tú en el pasado o el futuro, un animal o un lugar. ¿Qué quieres decirle? ¿Qué es importante que entienda? ¿Qué imaginas que te respondería?
- Da vida a un concepto abstracto. Escribe sobre un momento en el que experimentaste directa o indirectamente los efectos del cambio climático. Describe a una persona o un lugar que amas y cómo se ven afectados por la crisis climática. Sé específico con los detalles y apóyate en los sentidos.
- Sigue tu curiosidad e intereses. Algunos escritores encuentran inspiración enfocándose en una criatura con la que sienten una conexión especial. Recientemente, he experimentado eligiendo un animal que me interesa y comenzando el proceso de escritura con algunos videos, un poema o un ensayo sobre él. Por ejemplo, ver videos de la ballena gris en YouTube, leer “Desentrañando una ballena gris”, de Maya Khosla, y luego escribir al ritmo del canto de las ballenas.
- Considera compartir tu escritura. A lo largo de nuestra conversación, Shankar enfatizó la importancia de la comunidad. “Cuantas más personas se adentran en el análisis de sus emociones climáticas, más se dan cuenta de que hay muchas coincidencias en lo que la gente se siente”. Si bien la soledad a veces es necesaria para escribir en profundidad, compartir nuestras reflexiones con otros puede ayudarnos a nombrar y procesar nuestras emociones de una manera que resuene más allá de nosotros mismos. Muchas personas se retraen cuando enfrentan emociones climáticas intensas, pero encontrar o construir un espacio creativo con otros puede ser un acto fundamental de testimonio.
Un proceso continuo de reflexión y liberación
Elegir un tema, poner un temporizador de 25 o 30 minutos y escribir a pesar de la incomodidad son consejos comunes para el diario personal; pero, por supuesto, media hora no es suficiente para desentrañar la complejidad emocional del cambio climático. Como el cambio climático es un proceso en marcha, procesar nuestras emociones al respecto también lo es. Tomarse el tiempo, aunque sea ocasionalmente, para sentarse con las emociones de manera estructurada puede ayudar a aligerar su peso, aportar claridad al caos y dar sentido a la incertidumbre.
No hay una manera “correcta” de sentir. No hay una manera “correcta” de escribir. Escribe sin inhibiciones, sin preocuparte por la ortografía, la gramática o por hacerlo “bien”. Deja que las palabras fluyan y sigue a donde te lleven.
No existe una experiencia universal del cambio climático. El “nosotros” colectivo oculta las enormes diferencias en la vivencia de esta crisis según la ubicación geográfica, la raza, la cultura, el género y la clase social. La escritura nos permite observar este “yo” en acción. La escritura creativa genera un espacio entre el pensamiento y el acto de escribir, y en ese espacio, la persona que escribe puede volverse más consciente de sus pensamientos. Ahí es posible observar el comportamiento de la mente, notar los patrones de pensamiento e indagar en el yo a un nivel más profundo. La escritura es una herramienta que nos ayuda a conocernos un poco mejor.
La periodista e instructora de escritura Michele Bigley, quien escribe con frecuencia sobre emociones climáticas, describe la escritura como una forma de procesar sentimientos sin interrupciones: “Escribir es una gran herramienta para explorar y procesar cualquier cosa. Tienes un espacio claro para explorar sin que la vida real te interrumpa. Puedes desarrollar ideas, contradecirte y darte permiso para explorar”.
Enfrentar, no evitar, las emociones climáticas complejas
La escritura puede ayudar a enfrentar las emociones climáticas que, de otro modo, podríamos evitar. Y evitarlas no hace que simplemente desaparezcan.
“Lo que solemos hacer es una combinación de parálisis y distracción, lo cual no ayuda a reducir ni a mitigar las emociones”, dijo Bigley. “Es como cuando no nos permitimos hacer el duelo por la pérdida de un ser querido; esas emociones encontrarán una manera de salir, ya sea a través del cuerpo o mediante hábitos poco saludables”.
Narayan refuerza este punto y destaca que la práctica creativa no solo sustenta nuestro bienestar, sino también el trabajo de quienes están involucrados en la acción climática y ecológica: “La práctica creativa es importante para la sostenibilidad del trabajo en torno al cambio climático. Para seguir adelante, no podemos perdernos en la parálisis. Comprender nuestro sentido de parálisis es clave para darnos cuenta de que no tiene que gobernarnos. En realidad, podemos encontrar maneras de atravesar nuestras emociones climáticas. La evasión es una estrategia terrible”.
Además, Narayan señala que “la práctica creativa se convierte en una práctica de testimonio”. Al ser testigos del sufrimiento causado por el clima –ya sea el nuestro, el de otras personas o el del mundo más allá de lo humano– cultivamos empatía y tenemos más probabilidades de actuar.
Sin embargo, la acción en este contexto no tiene que significar unirse a un movimiento de resistencia o protesta directa. Una de las acciones climáticas más efectivas es simplemente hablar sobre el cambio climático de manera hábil y consciente. Escribir nos ayuda a prepararnos para esas conversaciones, aportando autoconciencia, autenticidad y vulnerabilidad a nuestra comunicación, ya sea con amigos, familiares, colegas o el público.
Entonces, ¿por dónde empezar?
Ambos instructores de escritura entrevistados sugieren comenzar con lecturas que sirvan de inspiración. “Cualquier cosa de Wendell Berry o Robin Wall Kimmerer, obras que celebran la naturaleza”, recomendó Bigley. Shankar sugirió la obra de dg nanouk okpik, una poeta inupiaq-inuit radicada en Santa Fe, Nuevo México, como punto de partida. También puedes explorar la colección de poesía y naturaleza en Poetry Foundation o leer ensayos sobre ecología y experiencia humana en revistas como Emergence Magazine u Orion. El arte visual también puede servir como base e inspiración para la escritura. De manera similar, un paseo al aire libre o una breve meditación en la naturaleza pueden brindar la conexión y el estímulo que necesitas.
Aquí algunas sugerencias para iniciar tu escritura:
- Explora una emoción. Escoge una emoción de la Rueda de Emociones Climáticas. Escribe sobre cómo se manifiesta en ti y cómo ha cambiado con el tiempo y en distintos contextos.
- Responde a un texto. Lee un ensayo, poema o relato, ya sea de las lecturas recomendadas o de tu elección, y responde al mensaje central, a una línea en particular o a algo que te haya impactado.
- Escribe para una audiencia imaginaria. Elige a otro ser que esté experimentando la crisis climática y escríbele una carta. Puede ser un ser querido, un vecino, un desconocido, un político, un gran contaminador, alguien que falleció, alguien que aún no ha nacido, tú en el pasado o el futuro, un animal o un lugar. ¿Qué quieres decirle? ¿Qué es importante que entienda? ¿Qué imaginas que te respondería?
- Da vida a un concepto abstracto. Escribe sobre un momento en el que experimentaste directa o indirectamente los efectos del cambio climático. Describe a una persona o un lugar que amas y cómo se ven afectados por la crisis climática. Sé específico con los detalles y apóyate en los sentidos.
- Sigue tu curiosidad e intereses. Algunos escritores encuentran inspiración enfocándose en una criatura con la que sienten una conexión especial. Recientemente, he experimentado eligiendo un animal que me interesa y comenzando el proceso de escritura con algunos videos, un poema o un ensayo sobre él. Por ejemplo, ver videos de la ballena gris en YouTube, leer “Desentrañando una ballena gris”, de Maya Khosla, y luego escribir al ritmo del canto de las ballenas.
- Considera compartir tu escritura. A lo largo de nuestra conversación, Shankar enfatizó la importancia de la comunidad. “Cuantas más personas se adentran en el análisis de sus emociones climáticas, más se dan cuenta de que hay muchas coincidencias en lo que la gente siente”. Si bien la soledad a veces es necesaria para escribir en profundidad, compartir nuestras reflexiones con otros puede ayudarnos a nombrar y procesar nuestras emociones de una manera que resuene más allá de nosotros mismos. Muchas personas se retraen cuando enfrentan emociones climáticas intensas, pero encontrar o construir un espacio creativo con otros puede ser un acto fundamental de testimonio.
Un proceso continuo de reflexión y liberación
Elegir un tema, poner un temporizador de 25 o 30 minutos y escribir a pesar de la incomodidad son consejos comunes para el diario personal; pero, por supuesto, media hora no es suficiente para desentrañar la complejidad emocional del cambio climático. Como el cambio climático es un proceso en marcha, procesar nuestras emociones al respecto también lo es. Tomarse el tiempo, aunque sea ocasionalmente, para sentarse con las emociones de manera estructurada puede ayudar a aligerar su peso, aportar claridad al caos y dar sentido a la incertidumbre.
No hay una manera “correcta” de sentir. No hay una manera “correcta” de escribir. Escribe sin inhibiciones, sin preocuparte por la ortografía, la gramática o por hacerlo “bien”. Deja que las palabras fluyan y sigue a donde te lleven.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés.
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